Solo lee y sonríe.

Él y ella, ella y él.

Se conocieron por internet y sus primeras palabras
fueron suficientes para sentir esa conexión que pocas veces se siente.
Pasaban los días y no perdían contacto.
Tras esa pantalla él y ella empezaban a sentir algo.
Pensaron en quedar en persona para poder verse.
A las 18:00 en el centro un 29 de diciembre.
La ilusión, los nervios, la tensión, las ganas.
¿Mereció la pena el unir por primera vez sus miradas?
Avanzaba el día y no podía ser más perfecto.
Se olvidaron de su pasado y sólo vivían ese momento.
Hablaban, se sinceraban, como si se conocieran de antaño.
Los dos salieron de una relación que les hizo daño.
Pero poco les importaba en ese instante,
donde los dos querían parar el tiempo y que nunca acabara esa tarde.
Y parecía surrealista, su vida es tan paralela.
Como destinados a estar juntos, como si fueran almas gemelas.
A partir de ese día ella encontró en él lo que necesitaba.
Esa chispa que le devolvió de nuevo la sonrisa a la cara.
Tan sólo esa tarde fue suficiente
para tener los dos la sensación como si se conocieran desde siempre.
Se echaban de menos cuando no estaban juntos.
Juraron no abandonarse nunca eternamente.
Cada instante con ella, las horas eran minutos y los minutos eran segundos.
Ellos no podían imaginarse su vida sin verse.
Tardaron poco en decirse su primer 'te quiero',
su primer beso que llegó un frío 3 de enero.
Ella miraba sus ojos, sabía lo que sentía y lo que pensaba.
Podían decirse palabras con tan solo una mirada.
Ilusionados, felices, por haberse encontrado.
Empezaron a escribir su cuento sin recordar el pasado.
Porque se sienten especiales cuando se cogen de la mano.
Él le susurra que jamás se alejará de su lado.
Se ríen juntos inventado historias, compartiendo alegría.
Entre ellos el amor y el cariño es enorme.
Se despedían cada fin de semana esperando el viernes.
Él la recordaba al mirar cada estrella,
era capaz de haber dado su vida si hiciera falta por ella,
porque él la quería, como no quiso a nadie.
Le dijo que si algún día le falta es como si le faltara el aire.
Que no tuviera miedo a perderle en ningún instante,
pero si algún día lo dejaba de querer, él tendría que alejarse.
Conforme pasa el tiempo, aumenta el sentimiento,
pensando en los momentos vividos sentados en un banco.
Han pasado los meses y aún se siguen queriendo,
sonriendo mientras cuentan lo vivido, recordando.
Para ella, él era un gran apoyo y encontró el sentido
para darle a su vida un nuevo rumbo y él era el motivo de cada latido, de cada sonrisa el verle.
Cada día un sms con un 'te quiero, necesito verte.'
Cada momento juntos era inolvidable.
Ellos lo dan todo por una relación que ven interminable.