Querida yo, de hace tres años:
Estás a punto de encontrar al amor de tu vida. Intenta que no se note demasiado el tamaño de ese universo que te hace sentir en la tripa, podría asustarse antes de tiempo.
Ten paciencia y saborea cada momento, aún os queda tiempo y tienes que memorizar cada detalle, cada gesto, su voz, su manera de dormir, su poca paciencia al despertarse.
Vas a cambiar de vida y ciudad por él y nunca vas a arrepentirte de ello.
Puedes avanzar sin miedo.
Te hará sentir que has nacido para crecer a su lado; que a su lado, cualquier ciudad se para y pone en rojo sus semáforos para que le robes uno de esos abrazos por la espalda que tanto le gustan. Hazme caso, róbale todos los que puedas.
Queda poco tiempo. Empezarás a pasar cosas por alto. Te repetirás a tí misma que él es así, y en fondo sabrás que eso no es una excusa para ser así. Pasarán los meses y cada mañana apretarás un poco más esa venda en los ojos que tú misma te pones.
Ojalá pudiera decirte que los abras.
Que todo empieza a ser distinto, que ese mensaje en el móvil no es de una amiga.
Que te prepares,
que no va a ser fácil
desmentir
cada mentira.
Querida yo, de un día muy concreto:
Esta noche vas a conocer un ángel y no te preocupes si aún no ves sus alas.
Te prometo que sabe volar y te cogerá en plena caída cuando pase lo que está a punto de pasar.
Se presentará como "música".
Querida yo, una noche de invierno:
Estás a punto de perder al amor de tu vida.
Tranquila, no lo era.
Pero respira, eso no significa que no vaya a doler.
Vas a acurrucarte y a dejar que te abracen.
Vas a meterte el dedo en la llaga porque necesitas curar y cerrar bien la herida.
No tengas prisa, no intentes volver a colocarte el corazón aún, cortará durante un tiempo.
La angustia pasará antes de lo que piensas, te lo prometo.
Bebe algo y duerme un poco.
La cuarta noche va a ser la peor, pero la quinta será la primera buena.
Y te lo digo yo, que vengo del futuro y mentirte a tí sería mentirme a mí.
Que no volverás a despertarte pensando en él.
¿Estás ya mejor? Tienes buena cara.
Hoy vas a levantarte y en frío vas a querer borrar todas sus fotografías.
Hazlo, nunca te has arrepentido de eso.
Tira a la basura todo lo que te haga daño y no apartes la mirada hasta ver cómo el camión la recoge y se la lleva.
Querida yo, de ahora:
Deja ya de leer.
La única que te persigue eres tú misma y deberías dejarte alcanzar para volver a ser quién eras. Vas a sentirte perdida y eso no es malo, ni se te ocurra pensarlo.
No siempre hay que estar bien, no siempre hay que sonreír, no siempre hay que saber quién eres.
A veces es necesario salir a la calle con armadura pero también hay que saber cuándo y frente a quién quitársela.
Querida yo, de mañana:
Espero que hayas vuelto a equivocarte, espero que hayas aprendido que lo bonito de las caídas es el paisaje y no la ostia.
Espero que sigas buscando al amor de tu vida con la misma ingenuidad con la que pensaste haberle encontrado una vez.
Espero que nadie te haya vuelto a quitar la sonrisa, que como dice mamá: Primero tú, luego los demás.
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